Lo ideal es limpiar la chimenea una vez al año y utilizar productos químicos de mantenimiento en la temporada de uso. Si el uso que damos a nuestra chimenea es esporádico, en fines de semana y periodos de mucho frió, una vez cada dos inviernos será suficiente, pero extender más los periodos de limpieza de una chimenea, no es bueno, ni para nuestra seguridad ni para el medio ambiente.